Sólo yo decido mis márgenes
la frontera donde dejo de ser,
sólo yo hacia donde mi ventana
orienta los cristales a la mar.
El mar canta, baila y ríe el mar
cimbrando al viento de poniente.
El mar peina sus olas como bucles,
las prepara, las besa y las arroja
mientras el sol quema sus crestas
¡ah, olas benditas del mar en racimos!
apoteósico final de violines,
música de tumba en las playas.
Soy libre porque así acordamos
la espigada raíz, el mar y yo,
porque así situamos la dulzura,
el mar en las cañas y mi espacio.
Ah, cuánto tiempo lo he mirado!
constelado y absorto, lento
de parte a parte, como su fondo,
lento en sus onduladas proporciones.
El mar, cuyas pupilas de azul tiñe,
habla conmigo sin palabras
desde el interior que es una estrella
en el pequeño país de los sueños.
Yo decido mi frontera y el margen
que a todo callado convoco;
así, el mar es mi hembra dulce
y la orilla ambos la compartimos.
..samudras..
